Algunas oraciones dedicadas y otro de mis escritos viejos...

Te apareces como si siempre hubieses estado, y te vas como si nunca hubieses existido... Te siento tan cercano que creo que te has vuelto una extensión de mi ser y de repente no sé hacia donde ir para encontrarte... Callas muchas cosas, quizá porque de esa manera te es más fácil partir y no estas seguro de querer quedarte. Callo muchas cosas, quizá porque no quiero darte motivos para huir, y sin embargo lo haces igual, pero al callar permito que las puertas siempre estén abiertas para cuando quieras regresar... y vuelves a partir, y regresas, pero cada vez te necesito más... cada vez me llena menos tus instantes, pero solo porque se que son instantes y ya no me llenan de esperanzas, ni de sueños porque se que no serás nunca, que no estarás... Pero otra vez me confundes porque me siento mal al estar con él, porque quiero estar ahí para ti, solo para ti... No sé donde buscarte y me haces tanto bien... si tan solo dejaras de huir... Y ahora estas tan cerca... y no me di cuenta. Esta vez no podrás irte así de fácil, esta vez voy a hablar, te quiero a mi lado, quiero darte cada cm. de mi ser, quiero cada cm. del tuyo, no quiero dejar de ver en tu rostro esa hermosa sonrisa ni el brillo de tus ojos... Amo tu mirada, amo cada gesto que haces, ten amo tanto en tu estado de vigilia como cuando duermes... Y ya no puedo darme a la idea de que algún día dejes de dormir a mi lado para siempre... No niño, esta vez no te iras tan fácilmente, y si lo haces ya no podrás volver sin una caja de promesas a cumplir. Belleza lo siento, pero TE AMO.
Bueno... ahí va otro de mis escritos... Nus vemos...
Fantasmas del pasado que nunca se resignan a pertenecer allí, que atormentan mi jardín dorado de ilusiones, convirtiendo mi pobre presente en imposibles saltos.
Malditas sombras mezquinas envidiosas del progreso, de la diferencia, de eso que nunca lograron ser, que siempre quisieron y que no se resignan a no ser, a no poder.
Malditos enemigos engendrados por el miedo y el error. Inmortales monstruos que me persiguen silenciosamente y aturden mis oídos cuando más necesito crecer.
Malditos mis inútiles pasos que no saben como escapar de esos abrazos que crecen desde mi infierno y se disfrazan de verdad, y gritan por no tener la razón y arañan mi voluntad y tiñen de mentiras dulces un camino escombroso y necesario, haciéndome tropezar sin entender el por que ni percibir la gravedad de las heridas. Y cuando creo llegar y respiro aliviada entregándome a sus brazos descubro que estoy tan destruida que me lastima hasta el roce de su respiración contra mi piel o lo poco que queda de ella... y vuelvo a alejarme tratando de que los próximos brazos sean más suaves, presumiendo que soy capaz de asesinar la raíz de la marchita flor sin que esta muera, y más aun, logrando que esta se convierta en mariposa, una mariposa que se alimente de flores podridas con raíces asesinas.