3.4.07

Martes de lluvia...


Aun hay heridas en mi cuerpo, pero ya no sangran, quizá nunca lo hicieron. Las heridas que me atormentan hoy no pueden ser mojadas por las gotas que caen sobre mi cuerpo, pero sienten la humedad y el frío llegar hasta ellas. Me duele el cuerpo por dentro. Si es que existe un alma, es ella la que sangra hoy, la que suplica palabras de amor.
Ya no importa que el tiempo corra y que parezca no esperarme. Ya no importa que él se haya muerto una vez más, dejando solo sus sucias cenizas envenenando mi ser. Ya no importa que mañana no te encuentre.
Es en este momento, en este día, que necesito, así no sean más que unas cuantas mentiras, dulces palabras de amor, que acaricien mis oídos. Es hoy que necesito, aunque mañana sangre mi cuerpo, caricias para esta piel y besos para estos labios. Necesito respirar de tu aliento, y ya no importa si mañana al no tenerlo, no encuentro ni el mío. Necesito hoy, saciar mi sed en tu cuerpo, que tomes el mío y no importa si mañana no me lo devuelves.
Tampoco importa amor fugitivo, si hoy escuchas mis ruegos, solo necesito llamarte, recordarte, desearte, buscarte y no importa si hoy te encuentro o no.
Hoy se a posado en mi nariz un aroma dulce y solo quería compartirlo contigo.



ALGO EN MI SANGRE ESPERA TODAVÍA

Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.
Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.
Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.
Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.

Carlos Bousoño

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